UN CUENTO TURBADOR
FELICES 140 es una falsa comedia, un cuento turbador auspiciado por la valía de algunos de los mejores intérpretes de madurez que ha dado el cine español en los últimos tiempos felices (?), acosados por una política desleal que sigue sin entender la cultura como una cuestión de Estado: Marian Álvarez, Antonio De La Torre, Eduard Fernández, Nora Navas y, con las manos en el timón, una soberbia Maribel Verdú. A la escasa media hora de metraje, una escena muy sencilla, pero con fuerza, en la que los personajes, en torno a un piano, cantan una espontánea versión del money money, no es sino el centro narrativo de una historia que se vuelve oscura y amarga, un conciso retrato de la avaricia, la envidia y el egoísmo.
FELICES 140 es otra gran reflexión en torno a la cultura del consumo, del materialismo que ciega hasta a la amistad, que se presenta marcada de límites, endeble.
El cine de Gracia Querejeta tiene la buena costumbre de no abusar del artificio; sus historias lucen una naturalidad delicada, como si observásemos a través del hueco de una pared, al estilo Norman Bates, la vida de unos personajes siempre definidos y en nada maniqueos, pues la culpa se reparte, generosa. La sensación que dejan sus películas es la de querer saber más de la vida de esos seres tan de nuestra tierra, de postergar la despedida. Ocurría con las Siete meses de billar francés, ocurría con Cuando vuelvas a mi lado, con ese viaje de las tres hermanas a la muerte de la madre, en busca del pasado, de otra historia, en definitiva. Nos sigue cautivando el personaje de la gran Julieta Serrano es este film del 99, el recuerdo de esa tía mitad bruja mitad abuela, de carácter fuerte, frágil también, que, como una Potnia, sabe mucho, y sin cuyas cartas ya habría mucho ánimo derribado, por el suelo en polvo y estrellas.
Cuando vuelvas a mi lado (1999). |
QUEREJETA, un cine maduro, comprometido, que con la apariencia blanca de las vidas sencillas reflexiona en torno a los conflictos primeros, los errores. Ya lo decía Jean Luc Goddard: la fotografía es verdad. Y el cine es una verdad 24 veces por segundo. Querejeta aspirar a esa misma verdad, y lo consigue.
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