Cuando Asier Etxeandía sale a escena una luz que no es de candileja lo perfila. Su voz, que no conoce semejantes, su garra, que tampoco, hacen de El intérprete un espectáculo imprescindible. Hacía mucho tiempo que un artista no hacía eso en un escenario: todo, darse por completo en un puente entre el musical y el teatro. Y sí, musical. Cabaret. Monólogo. Vodevil. Irreverencia. Sátira. Exorcismo. Memorias. Un genio capaz de medir carisma y fuerza escénica con el mismísimo Bowie. No es exageración. Es entusiasmo. Etxeandía es Bowie, pues despierta la misma veneración, la fanática predilección por un personaje muy bien armado, desacomplejado, entrañable, talentoso, divertido y libre, profundamente libre; porque si de algo habla El Intérprete es de Libertad, la posibilidad siempre cercana de ver resuelta la ilusión, de aceptar y de aceptarse. Una celebración del valor de la identidad.
De Kurt Weill, Héctor Lavoe, Lucho Gatica, Chavela Vargas, La Lupe, Gardel, Talking Heads..., a David Bowie, Rolling Stones y Alaska. Asier, como buen mitómano, sabe lo que es el eclecticismo.
De Kurt Weill, Héctor Lavoe, Lucho Gatica, Chavela Vargas, La Lupe, Gardel, Talking Heads..., a David Bowie, Rolling Stones y Alaska. Asier, como buen mitómano, sabe lo que es el eclecticismo.
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