DE GUERRAS Y RESURGIMIENTOS
Tahar Rahim, actor francés de origen argelino, es Nazaret, un hombre procedente de la aldea turca de Marlin en el último trabajo de Fatih Akin, El Padre, un drama épico en torno a la crueldad y la supervivencia que narra la tragedia del genocidio armenio siguiendo la pista de una de sus víctimas. Se trata de un film que habla no de un conflicto, sino del Conflicto de un mundo entre polvorines, que nos remite a nuestro presente más cercano, a los gravísimos problemas en Siria, Gaza o Israel.
No es un viaje intelectual, sino emocional; la lucha de un personaje que pierde a su familia y su fe y que, proyectado a la libertad, habrá de protegerse fuerte de la maldad y el fanatismo aniquilador, la pena y la resignación. Es otra odisea, una nueva odisea. Turquía, La Habana, Florida… Todos los lugares grandes escenarios con escenas que remueven, como la de la muerte de la cuñada, o la del cine, el rostro de Rahim mientras proyectan la película de Chaplin, la risa y el asombro, la mirada que brilla.
También reluce el fuerte imaginario de Christian Petzold en Phoenix, con una contenida Nina Hoss, en estado de gracia, y uno de los finales más conmovedores de los últimos trabajos vistos. Phoenix, al igual que la libérrima La piel que habito, de Pedro Almodóvar, reflexiona en torno al concepto de identidad, del amor como desesperada marcha. Es también cine de lo perdido, de lo sugerido. Un ensayo en torno a la traición, el amor, la culpa y la supervivencia.
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