UN OTOÑO SIN BERLÍN
Tal vez la lección de este film independiente sea que hay gente que no puede ser rescatada, que partir no es sino la consecuencia de una derrota, insalvable. Un otoño sin Berlín es también un retrato generacional auspiciado por el personaje de una joven que en nada teme a su independencia o a su libertad. Pero sin lugar a dudas es el aura de Irene Escolar -hay actrices cuya presencia imprimen más fuerza a la pantalla que el propio guión, los mismos planos- el que convierte el relato mundano de una joven en una historia para el recuerdo. Es carácter. Empatía. June.
Ópera prima de la realizadora Lara Izaguirre, Berlín queda en la retina del espectador como metáfora de aquel lugar al que el ánimo aspira, como meta sola de los personajes que huyen, en busca de la comodidad, que aquí es una comodidad figurada, una serenidad difícil.
Lo interesante es lo que se intuye, lo que el guión no desvela, las miradas, los silencios..., porque el personaje busca siempre ese recodo en que se siente a gusto, que le es propio, y esa es, lejos de cualquier otra, la búsqueda que nos compete en el mundo, un lugar al que poder pertenecer, estar a gusto consigo mismo, porque, como Montaigne decía, lo difícil, lo verdaderamente difícil, es saber pertenecerse.
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