viernes, 13 de febrero de 2015

LAS TRES ERRES


Alberto Conejero es el autor de una obra conmovedora acerca de las tiranías del olvido y los errores que se comenten al reescribir la Historia impunemente. Con la excusa de una leyenda, esa de La piedra oscura, posible última obra teatral de Federico G. Lorca, hoy perdida, Conejero enfrenta en el escenario al último amante del poeta, Rafael Rodríguez Rapún, las tres erres, con el civil que lo vigila en su prisión horas antes de ser asesinado.
Los respaldos del patio de butacas de la sala de la princesa del María Guerrero están vestidos con camisas blancas manchadas de sangre; es la sangre de los inocentes, los condenados, que nos viene a pedir no nos sentemos cómodamente. El escenario, como encantado por el sonido apagado de un mar siempre feroz y siempre presente, se construye con el metal afilado de las armas de guerra. Daniel Grao está soberbio, contenido y haciendo un uso extraordinario de mirada tan fuerte, un temple casi palpable. Nacho Sánchez se entrega con presencia a un personaje de frágil corazón, que se tambalea, duda y se convence.
La fulminante llamada a la amistad, la necesidad del otro, el oficio de nombrar para quedar nombrados, la importancia de la memoria, la búsqueda de la redención, la reconciliación con nuestras decisiones más desafortunadas…, un homenaje a la palabra que trae el perdón y el recuerdo de las víctimas.




No hay comentarios:

Publicar un comentario