TODOS ESTÁN MUERTOS
El nuevo trabajo de Elena Anaya es un canto a la vida, a su personaje, Lupe, un ser que hiere y conmueve en su camino a la aceptación; una historia de fantasmas, de cómo se alcanzan las metas. Todos están muertos es el pedazo de realidad mágica que cuenta de qué modo lidian las familias con el peso de sus muertos, cómo una joven y olvidada estrella de la década prodigiosa, los ochenta, se supera y reencuentra su papel en el mundo. Sobre las paredes las fotografías de lo que fueron, y sobre el rostro de la genial Anaya la promesa de cuanto puede ser.
Todos están muertos habla del perdón, del miedo al miedo y del miedo a crecer, de la responsabilidad y de la necesidad de aceptarnos como somos, de los amores posibles y los imposibles, de la dicha que genera perseverarse, mostrarse fiel…
Lupe era de este mundo, pero se le había olvidado; el conjuro de la música, su hijo, la madre y un fantasma le devolverán la fe en sí misma. Gran trabajo de Beatriz Sanchis en su primer largometraje. Las escenas finales de Elena, cuando mira por la ventanilla del coche la ciudad, arañan y mecen al espectador. Esa mirada avivada, única, profundamente bella, se queda en la retina.
Trailer:
Tema original. Corazón automático -Groenlandia-.
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