jueves, 7 de noviembre de 2013

Arabia, de James Joyce
James Joyce
          Araby, uno de los más grandes relatos que recoge Dublineses, esa obra maestra del irlandés James Joyce, el genio errante, sigue cautivando a las nuevas generaciones; tal vez porque Joyce posee la habilidad de hallar lo universal en lo particular e incluso ordinario, en la sencillez de los días; dicho de otro modo: to turn bread into art (convertir pan en arte).


        La implacable agudeza que despliega en este relato de corto aliento, que es epifanía, genera un bello tropel de ejes temáticos: la vorágine embotada de las calles y los sueños, los senderos espinados de la adolescencia, el primer y frustrado acercamiento a la intrincada naturaleza del amor, la inevitabilidad de los anclajes del tiempo, la ingenuidad, la arrolladora fuerza simbólica de ese bazar que concede título al relato y que enciende los focos de luz sobre el anquilosado escenario de la historia, la afilada ironía con las congregaciones educacionales católicas-irlandesas, los cromatismos -siempre elocuentes- con que se contagia la trama, la ilusiones perdidas.

         Y es que en los Dublineses siempre hay alguien mirando por una ventana que recorta la luz, que es una suerte de ojo de buey, como en un barco, bajo el que se agita furibunda la tempestad.
Muchacha en la ventana, Dalí.





















Araby completo:
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/ing/joyce/arabia.htm


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